domingo, 20 de abril de 2014

Etapas Psicosexuales

Electra y Edipo
(La Etapa Fálica)



Según las Teorías y Modelos Freudianos y Jungianos de Desarrollo Psicosexual, las etapas psicosexuales se presentan durante la infancia y se manifiestan a través del deseo hacia la madre (por parte del niño) y la admiración hacia el padre (por parte de la niña), al mismo tiempo que sienten repulsión y necesidad de eliminar al padre del mismo sexo.

Estos se manifiestan a través de los conocidos complejos de Edipo y de Electra, los cuales deben su nombre a personajes de la mitología griega.

Dichos complejos se muestran en forma de deseo y amor desmedido, y como admiración y envidia hacia el padre de sexo opuesto, haciéndoles sentir rechazo hacia su mismo sexo ya que los celos se vuelven dominantes al ver a los dos padres juntos.

Según Sigmund Freud, estas etapas giran alrededor de la idea de la presencia del pene. Para el varón hay un miedo latente al descubrir que el objeto de su amor (su madre) no tiene un pene, lo cual le causa la necesidad de explorar sus genitales ante el temor de “perderlos al igual que ella”.

En el caso de la niña, esta siente culpa al descubrir que ella no posee uno, y rechaza a la madre por la misma razón, envidiando y sintiendo admiración por el padre, quien si tiene pene.

Durante esta etapa comienza el interés sexual  tanto en niños como en niñas, empezando la exploración genital y masturbación.

Los problemas y distorsiones del comportamiento adulto, tales como violencia, masoquismo o autodestrucción, hasta las raíces de la homosexualidad están altamente ligados a frustraciones en esta etapa.

Tras este marco comienzan los problemas con estos complejos no resueltos en la etapa adulta, y por consiguiente, con las relaciones de pareja.

Al crecer, los infantes encuentran cual es la figura paterna con quien por cultura, por costumbre o por afinidad física, deben identificarse e imitar sus roles.

Cuando estas etapas psicosexuales (oral, anal, fálica, latente, genital) no quedaron resueltas, la etapa adulta estará llena de distorsiones del comportamiento, las cuales suelen presentarse

En el hombre en forma de:
Violencia, soberbia, Terquedad, Egoísmo, Adicción al trabajo, al placer, al sufrimiento de otros y otros tipos de abuso (físico, verbal, emocional, psicológico), y suelen aparentar un ego muy desarrollado, pero una alta inseguridad a la hora de recibir afecto.

En la mujer, suelen aparecer conductas:
Chantajistas, masoquistas, de codependencia, de manipulación, de culpa, miedos, victimización, ansiedad, inseguridad, celos, y hasta volverse mártir e hipocondríaca.

Dentro de los opuestos Masculino- Femenino, encontramos implícitos lo que occidentalmente representa cada una de nuestras figuras paternas:

Disciplina – Nutrición
Hacer – Estar
Límites – Paciencia
Patrimonio – Matrimonio
Lógica – Sentimiento
Práctica – Estética
Ética – Religión
Razón – Intuición
Sexo – Amor

Todo esto inculcado desde siempre como parte del rol sexual que desempeñamos y la cultura a la que pertenecemos, donde las relaciones sentimentales adultas suelen clasificarse como enganches neuróticos, pero depende de nosotros si nuestro enganche es sano o malsano. De esto, y de las demás etapas psicosexuales  se hablará en próximas entregas, además de las distorsiones donde no vemos la realidad, sino las altas expectativas que generamos.